La lasaña es un plato que, por su versatilidad y capacidad para adaptarse a diferentes ingredientes, se ha convertido en un clásico en muchas cocinas. Hoy te traemos una versión fresca y creativa: lasaña con alcachofas y queso de cabra. Esta receta combina la suavidad de la pasta con el sabor delicado de las alcachofas y la intensidad del queso de cabra, creando un plato equilibrado, perfecto para sorprender en cualquier almuerzo o cena.
Si utilizas alcachofas frescas, lo primero es limpiarlas adecuadamente. Retira las hojas externas más duras hasta llegar a las más tiernas. Corta las puntas y el tallo, y hierve las alcachofas en agua con sal durante unos 10-15 minutos, hasta que estén tiernas. Si prefieres ahorrar tiempo, puedes optar por alcachofas en conserva, las cuales solo necesitarás escurrir y cortar en trozos pequeños.
Mientras se cocinan las alcachofas, calienta una sartén con un chorrito de aceite de oliva. Pica finamente la cebolla y los dientes de ajo, y sofríelos en la sartén a fuego medio hasta que estén dorados y fragantes. Añade las espinacas frescas y cocínalas hasta que se reduzcan de tamaño, aproximadamente 5 minutos. Sazona con sal y pimienta al gusto, y retira del fuego. Reserva esta mezcla, ya que será una de las capas de nuestra lasaña.
El queso de cabra es uno de los ingredientes estrella de esta receta. En un bol, desmenuza el queso de cabra y mézclalo con una parte de la salsa bechamel, aproximadamente 100 g. Esta mezcla aportará cremosidad y un sabor intenso a cada capa de la lasaña. Reserva para el montaje.
Hierve las láminas de lasaña según las instrucciones del paquete. Generalmente, se cocinan durante 8-10 minutos en agua con sal, aunque hay variedades que no requieren precocción. Una vez cocidas, escúrrelas bien y colócalas sobre un paño limpio para evitar que se peguen entre sí.
Precalienta el horno a 180°C. En una fuente para horno, comienza el montaje de la lasaña. Unta el fondo con un poco de salsa bechamel para evitar que la pasta se pegue. Coloca una primera capa de láminas de pasta, asegurándote de cubrir toda la superficie.
Sobre la primera capa de pasta, distribuye una porción de las espinacas salteadas con cebolla y ajo. Luego, añade una capa de las alcachofas troceadas. A continuación, extiende una parte de la mezcla de queso de cabra y bechamel.
Repite este proceso hasta formar al menos tres capas, alternando la pasta, las espinacas, las alcachofas y la mezcla de queso de cabra.
En la última capa, cubre con el resto de la salsa bechamel, y espolvorea con abundante queso mozzarella y parmesano rallado para crear una costra dorada y crujiente al hornearse.
Introduce la lasaña en el horno precalentado y hornea durante 25-30 minutos, o hasta que el queso en la superficie esté dorado y burbujeante. Si quieres un gratinado más intenso, puedes encender el gratinador durante los últimos 5 minutos de cocción.
Retira la lasaña del horno y deja reposar durante unos minutos antes de cortarla, para que las capas se asienten bien y sea más fácil de servir. Decora con algunas hojas frescas de albahaca o tomillo para darle un toque de frescura y color.
Esta receta puede adaptarse fácilmente según los ingredientes que tengas a mano o tus preferencias personales. A continuación, te ofrecemos algunas ideas para personalizar tu lasaña:
Añadir setas: Las setas, como los champiñones o los portobello, combinan perfectamente con las alcachofas y el queso de cabra. Puedes saltearlas con la cebolla y el ajo para añadir una capa extra de sabor y textura.
Lasaña sin gluten: Si prefieres una versión sin gluten, puedes sustituir las láminas de pasta por alternativas hechas de maíz o arroz, que están disponibles en la mayoría de los supermercados.
Incorporar frutos secos: Para un toque crujiente, puedes añadir nueces o piñones entre las capas. Estos frutos secos aportan una textura interesante y combinan bien con el sabor del queso de cabra.
La lasaña de alcachofas y queso de cabra es un plato delicioso y sofisticado que destaca por su combinación de ingredientes frescos y cremosos. La suavidad de las alcachofas y la intensidad del queso de cabra crean un equilibrio perfecto de sabores, mientras que la salsa bechamel y el queso gratinado añaden la textura y el toque final ideal. Es una receta ideal para quienes buscan una opción diferente y sabrosa para compartir en reuniones familiares o cenas especiales. ¡Anímate a probarla y disfruta de un plato lleno de sabor y originalidad!
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